Hacer las cosas bien

Una reflexión para el #DiaMundialDelReciclaje

Una tentación de las entidades que nos dedicamos a «causas justas» en lo social, lo ambiental u otro ámbito es la de justificar todas nuestras prácticas precisamente porque perseguimos con ellas «nobles objetivos».

Y no, no todo vale, las buenas intenciones no justifican atajos, saltarse las normas, aparcar la ética cotidiana o mirar a otro lado. Las leyes ambientales, las laborales, las fiscales, la protección de datos, la promoción de la igualdad efectiva, la transparencia, la no discriminación, el trato justo… son asuntos que nos incumben a diario y mucho.

De ello damos cuenta todos los años en los balances sociales que presentamos a AERESS (Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria) y REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria) y dando cumplimiento a todas las obligaciones que nos exige la administración.

Pero no sólo eso, en entidades como la nuestra podemos tener la tentación de esperar que la «gente tiene que ayudarnos porque nos lo merecemos», porque «hacemos una gran labor» y que, sólo por eso, están obligadas a contar con nosotros para adquirir la ropa, los muebles, los electrodomésticos desalojar su trastero o cualquiera de los demás productos y servicios que ofrecemos.

Y no, no lo están, porque el que necesita un mueble, un electrodoméstico, ropa o un servicio necesita que tengan una calidad y nuestro empeño también debe ponerse en eso en ofrecer esa calidad.

Y en eso estamos también: en cuidar los detalles, en formarnos e intentar aprender cómo se puede mejorar nuestro servicio, en implantar protocolos que garanticen la calidad de los productos que ofrecemos.

Si no lo logramos, por favor, háznoslo saber, nos ayudará mucho a hacer las cosas bien.

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