Siempre pensé que el sentido del humor es una herramienta fundamental en la acción social. Como decía el maestro Martínez Reguera: “no renunciéis a poner un fugaz encantamiento en la vida de la gente machacada”, o algo así. Suficiente han tenido en la vida como para empeñarnos en hundirlas más. Pero es más, no sabemos nada sobre el futuro, no sabemos si lo que estamos haciendo ahora mismo será útil o no en el futuro para la gente a la que se supone que estamos ayudando, pero, al menos, podemos poner una sonrisa en su boca, un rato agradable, una conversación interesante o un poquito de paz. Ese es el “fugaz encantamiento” o al menos así lo he interpretado yo siempre.
Puede que a la vuelta de la esquina nos espere “más de lo mismo”: una amiga me confesaba el otro dia que después de diez años de haber salido de la cárcel todavía tenía miedo a que se presentara la guardia civil en su casa y se la volviera a llevar “pa’dentro”, otro nos confesaba el miedo a que una enfermedad que padece se lo lleve por delante… Pueden pasar tantas cosas, pero, al menos, la gente que pasa por el Caracol se puede llevar un recuerdo agradable, que no es poco. Algo a lo que agarrarse cuando las cosas vayan mal. Pueden recordar que en algún momento fueron capaces de hacer cosas, que disfrutaron de un ambiente en el que se sentían a gusto y en el que no pasaba un día en el que no se llevaban una sonrisa para casa.
Aquella mañana había amanecido gris, no sólo porque las nubes cubrían el cielo. Empezaba uno de esos días en que el estado de ánimo de todos invita a la bronca, al llanto o a las caras largas….por eso me pareció providencial que apareciera por El Caracol un par de trajes de payaso.
Y por eso me pareció todo un acierto que mi compañero de taller se enfundara aquel traje, peluca incluida, se colocara su nariz roja y empezara a pasearse por el edificio. Las caras de asombro daban paso a las correspondientes sonrisas y estas a las carcajadas. Aquello era contagioso así que durante un rato le acompañé con el traje por el edificio. Y salió el sol.